¿Se podrían prohibir los coches a gasolina y diesel en el 2030?

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prohibir los coches a gasolina y diesel

Esta es una lucha de la que lleva años hablándose: la necesidad de reducir la contaminación atmosférica y la protección del medio ambiente, y la apuesta por energías menos agresivas. La Unión Europea, apuesta por un futuro eléctrico, y ya parece claro que el control de las emisiones está llegando al punto de no retorno en el mundo, pese a que diferentes países ya han tomado sus propias iniciativas internas en este sentido. 

El futuro de los coches de gasolina y diésel

La contaminación aumenta de una forma desorbitada, y las grandes potencias, entre ellas Estados Unidos, son las más reacias a tomar medidas que palien de algún modo este incremento que sólo puede traer perjuicios al ecosistema, y por ende, a sus habitantes. Sin embargo, la Unión Europea lleva años preparando y planteando diferentes medidas que eviten en cierto modo el ascenso astronómico de dicha contaminación, entre las cuales se incluye, como principal exponente, el uso masivo de vehículos a motor. Pero no hay que alarmarse: ya numerosos países han ido tomando medidas que incentiven la adquisición de vehículos menos contaminantes, y fomentando incluso con ayudas, la producción de estos coches más sostenibles, por lo que cada vez más, la oferta de venta en eléctricos va ganando terreno a los coches tradicionales. En España, el borrador del proyecto de Ley de Cambio Climático pretende que en el futuro, dejen de circular los coches con emisiones de efecto invernadero, es decir, cualquier coche que emita CO?; esto es, diesel, gasolina e híbridos.  Pero la medida es a largo plazo, y partiendo de la idea de fomentar el uso de vehículos eléctricos, mediante apoyo a la investigación, a la renovación, y con la obligación de instalar puntos de recarga eléctrica en gasolineras y edificios nuevos o reformados.  Por otra parte, el Gobierno pretende una neutralidad climática para 2050, año en el que toda la generación eléctrica de España tendrá que ser de origen renovable; lo cual  implica que se tendrán que compensar mediante mecanismos para absorber ese CO?, por ejemplo. Conforme a las políticas de la Unión Europea, se pretende ir inclinando la balanza en cuanto a producción, distribución, alquiler y venta, hacia los vehículos no contaminantes hasta que la oferta exclusiva de vehículos nuevos sea la de los eléctricos.  Ello sin necesidad de prohibiciones ni influencia directa en el mercado, ya que la propia Unión Europea puede provocar de forma indirecta que los coches contaminantes  desaparezcan.  Una de las medidas que entraron en vigor este año es que la media general de emisiones CO? sea de 95g/km para las ventas de los fabricantes; por lo que de facto, vender coches eléctricos es la única manera de poder cumplir con esa media. Para 2030, se habla de bajar la media para las ventas de los fabricantes a emisiones de 60 g/km de CO? bajo pena de multas multimillonarias con lo que no hay motor de gasolina o diesel que pueda conseguir semejante consumo por sí mismo.  El objetivo del Bundesrat es que en 2030 los coches que funcionan con combustible desaparezcan de las carreteras, sustituidos por vehículos con cero emisiones, es decir, coches eléctricos o de hidrógeno. La medida puede encontrar una férrea oposición en países de importante industria automovilística como España, Francia, Italia o Reino Unido, ya que las principales marcas necesitarían reciclar por completo sus fábricas para producir únicamente este tipo de vehículos, y con inversiones desorbitadas.  Por eso debemos mencionar que en la propia UE no se ponen de acuerdo, pese a que las eléctricas vienen pegando fuerte, y entre ellas, Iberdrola y Endesa ya han pedido prohibir los coches diesel en 2035. Las compañías consideran que una fecha fija enviará una clara señal de inversión a los fabricantes de automóviles, las cadenas de suministro y los proveedores de infraestructuras y permitirá a todas las empresas descarbonizar sus flotas de vehículos. Evidentemente las eléctricas tienen gran interés en esto, y no sólo por las emisiones. De cualquier modo, lo cierto es que hemos de ser conscientes de la situación del planeta y de la contaminación que suponen los vehículos tradicionales, y en eso, los países ya han ido, como se ha dicho, marcando pautas para que el futuro sea eléctrico. Gran Bretaña, por ejemplo, ha puesto en marcha sus propias medidas adaptadas a la industria del motor; con el objetivo de alcanzar las emisiones cero en 2050, por lo que la venta de vehículos nuevos de combustión interna podría escribir su punto final en una década.  Lo cierto es que esta fecha ha sufrido varias modificaciones, con el único de un mercado formado sólo por vehículos eléctricos en 2050; lo que implica la necesaria adaptación de las marcas. Se busca que no sea posible comprar coches contaminantes. Estas marcas, para cumplir con esos objetivos van a necesitar la financiación necesaria que les permita afrontar con solvencia esta transformación, por lo que el gobierno británico pretende invertir unos 558 millones de euros en infraestructuras. En encuestas realizadas en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, más del 70% de la población es proclive a apoyar que la venta de coches de gasolina y diésel se prohibiera en la UE a partir de 2030; y lo mismo sucede a nivel europeo.  En diversas ciudades Europeas, una media del 63 % de los habitantes de las ciudades estudiadas está a favor de la prohibición, aunque insistimos, que la cuestión no es tan sencilla por la cantidad de intereses que hay en juego; entre ellos, también, la competitividad de los costes de venta de los nuevos automóviles.