Dónde ir en el puente de noviembre: tres formas de celebrar Halloween

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Calabazas Halloween

Encaramos la recta final de 2019 con dos puentes en el horizonte: el de Todos los Santos y el de la Constitución. Un par de oportunidades para hacer una última escapada antes de que se acabe el año y una ocasión idónea para proponeros algunos destinos perfectos para ir en coche y alguno al que será un poco más difícil. Más conocido como Halloween (las cosas de la globalización), el día 1 cae en viernes y será mucha gente la que se plantee dónde ir en el puente de de noviembre y haga las maletas. ¿Vamos?

Destinos para el puente de noviembre

Si estás planeando un viaje y te gustaría celebrar Halloween de una forma diferente, tenemos un par de destinos donde ir el puente de noviembre que no puedes perderte. Sin embargo, si el tema de los fantasmas, las brujas y las calabazas no te va, también tenemos el lugar perfecto para ti. Y si eres de los que disfrutan pasando miedo, no te preocupes porque también hemos encontrado una escapada para ti. Destinos diferentes: unos con más tranquilidad y otros con más fiesta, pero todos (o casi) con la esencia de Halloween en estado puro.

Cocentaina (Alicante)

En la provincia de Alicante, cerquita de Alcoy, nos encontramos con una localidad en la que Halloween no se celebra. Cuando llega el puente de noviembre, Cocentaina retrocede en el tiempo hasta la Edad Media.

Esta enorme fiesta medieval que invade todos los rincones de este municipio de algo más de 11.000 habitantes fue bautizada como Feria de Todos los Santos, aunque no tiene nada que ver con Halloween. En la zona es muy conocida debido a su importancia, pero su fama también le llega porque ofrece un plan completamente diferente a lo que se vive estos días.

Los puestecitos que llenan las calles de Cocentaina son de todo tipo y, además, la Feria de Todos los Santos tiene un programa de lo más completo en el que no faltan zonas de comida gourmet, juegos para los más pequeños de la casa, espectáculos Una larga lista de planes alejados de las calabazas y los fantasmas.

Ochate (Burgos)

Si eres de los que concibe Halloween como algo terrorífico y buscas sentir cómo se te erizan los pelos de la nuca, te vamos a proponer un sitio donde ir este puente de noviembre conocido por su historia maldita. En Burgos, ubicado entre Miranda de Ebro y Vitoria, nos encontramos con Ochate. O, más bien, con lo que queda de él.

Hoy está en ruinas, pero en el siglo XIX fue una de las zonas más pobladas de esta región burgalesa. Y lo fue hasta que vivió una 'maldición' que duró diez años y se materializó en forma de epidemias que arrasaron Ochate: en 1860 llegó la viruela, cuatro años después, en 1864, fue el turno del tifus y más tarde, en 1870, la cólera escribió el último capítulo de esta localidad. Hasta aquí puede que no veamos la relación con la maldición, pero lo curioso es que las personas que vivían en los pueblos cercanos no sufrieron ninguna de las enfermedades que terminaron con los vecinos de Ochate.

A partir de ahí, aseguran que en lo que queda de esta localidad burgalesa han tenido lugar algunos fenómenos paranormales como la desaparición de una unidad militar que estaba realizando maniobras, el avistamiento de un OVNI o las psicofonías que dicen que se escuchan en la ermita del centro del pueblo o en la Torre de San Miguel, que todavía sigue en pie.

Ecuador y Nicaragua

Y si lo que estás buscando un sitio donde ir en el puente de noviembre para celebrar Halloween o el Día de Todos los Santos de una forma diferente, tendrás que coger el avión para viajar hasta América del Sur. Y más concretamente a Ecuador o Nicaragua, tú decides.

Allí, el Día de los Fieles Difuntos se celebra el 2 de noviembre y es una fiesta (sí, una fiesta) en la que se mezclan los tintes indígenas con los religiosos. Con semejante presentación, no es de extrañar que celebren esta fecha de una forma tan pintoresca.

En Ecuador y Nicaragua es costumbre decorar los cementerios con cruces, flores, luces y papeles de colores para, después, ir allí a comer platos tradicionales sobre la tumba de los seres queridos fallecidos. Además, se aprovecha el momento para contarle todo lo que le ha sucedido a la familia para ponerlos al día sobre lo que ha pasado en su ausencia. En algunas regiones, incluso, pasan la noche en el cementerio para acompañar a las personas que ya no están en una fecha tan señalada.

Por otro lado, aquellos que no pueden ir al camposanto ponen altares llenos de color en sus casas en honor a los familiares difuntos. En ellos no sólo colocan comida, también aquellas cosas que más les gustaban cuando vivían. Sin duda, una forma de vivir Halloween muy diferente a lo que estamos acostumbrados.